Trabajadorxs sexuales

“La Patria es la otra”

Un mecanismo propio para resolver conflictos entre trabajadorxs sexuales en Argentina

Ilustración por Vicky Cuello vía femiñetas
Contribuidoras
Georgina Orellano (AMMAR) y Juliana Miranda (CELS)

Resumen

AMMAR (Sindicato de Trabajadorxs Sexuales de Argentina) ha trabajado para reducir la violencia policial contra las trabajadoras sexuales en Argentina desde 1994. Dadas las violencias que sufren por parte de las agencias de seguridad, AMMAR diseñó un mecanismo de mediación interna con el fin de gestionar posibles conflictos que tengan como protagonistas a sus integrantes, sin recurrir a la policía. De este modo, AMMAR se propuso evitar la intervención de las agencias de seguridad como resorte principal de resolución de problemas, eliminando la ocasión de estos contactos violentos que caracterizan a las relaciones de poder entre las fuerzas de seguridad y las trabajadoras sexuales en todo el país. Este artículo relata el proceso de surgimiento de esta forma de mediación como alternativa a las estrategias policiales y describe su funcionamiento, así como los obstáculos que AMMAR ha enfrentado en su implementación a lo largo del tiempo. Al mismo tiempo, reflexiona sobre sus virtudes para pensar modos no-securitarios de abordar las problemáticas que atraviesan las trabajadoras sexuales.

Punto de partida: mediación internadurante la pandemia para prevenir más violencia institucional

En medio del aislamiento obligatorio decretado por la pandemia en Argentina en marzo de 2020, dos trabajadoras sexuales, N. y J. entablaron una discusión porque una de ellas no había respetado el horario de la otra en la misma esquina que compartían para trabajar. La discusión se transformó en una pelea con violencia física que fue capturada en video. El video de la pelea, filmado por un vecino, se difundió rápidamente a través de diversos grupos de mensajería llegando a viralizarse en redes sociales, lo cual trajo aparejado un grave hostigamiento hacia N., que recibió mensajes de odio hacia ella y hacia su familia. J. también se sintió muy afectada por el grado de exposición que generó el episodio, verse a sí misma en las imágenes que se difundieron y recibir comentarios no solicitados de personas ajenas a su vida. 

Ilustración por Vicky Cuello vía femiñetas

Durante la pandemia, a la imposibilidad de trabajar se sumó, en muchos casos, el recrudecimiento de la violencia institucional en controles policiales extendidos que afectó especialmente al colectivo travesti-trans y a les trabajadorxs sexuales migrantes.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado durante la pandemia de Covid-19 implicó una fuerte restricción a la circulación de personas en la vía pública. Esta circunstancia afectó de forma diferencial a les trabajadores de la economía popular y quienes ejercen su trabajo en las calles, entre elles a muches trabajadorxs sexuales. 

Durante la pandemia, a la imposibilidad de trabajar se sumó, en muchos casos, el recrudecimiento de la violencia institucional en controles policiales extendidos que afectó especialmente al colectivo travesti-trans y a les trabajadorxs sexuales migrantes. Una encuesta realizada por AMMAR mostró que, en línea con una relación históricamente problemática con las fuerzas de seguridad, entre junio y octubre de 2020 al menos el 20% de les trabajadorxs sexuales encuestades había sufrido violencia institucional durante la pandemia.1AMMAR, “PUTXS DATOS: Trabajo Sexual y pandemia en Argentina. Perfil sociodemográfico de trabajadorxs sexuales alcanzadxs por AMMAR”, diciembre de 2020. Ver: https://www.ammar.org.ar/IMG/pdf/informe_putxs_datos_trabajo_sexual_y_pandemia_en_arg-2.pdf 

Frente a este escenario, en una semana en que las restricciones a la circulación se extendieron durante la noche, AMMAR intentó pensar cómo organizar el trabajo para que les compañeres que trabajaban durante ese turno no se vieran perjudicades. Durante una asamblea se decidió que temporalmente eses compañeres compartirían el turno de la tarde con otres compañeres en las zonas en las que habitualmente trabajaban. En esta asamblea se establecieron una serie de acuerdos2Ver imagen al final del artículo. para fomentar el respeto mutuo y evitar que esto se transformara en un nuevo conflicto como el de N. y J. Así, estas situaciones sirvieron a AMMAR como un disparador para comenzar a imaginar otras formas posibles de resolver problemas entre compañeras.

Legalidad del trabajo sexual vs. discrecionalidad policial

En Argentina el ejercicio autónomo del trabajo sexual no se encuentra tipificado como un delito por el Código Penal de la Nación. Sin embargo, legislación como la Ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas afecta a quienes ejercen el trabajo sexual y usualmente se utiliza para criminalizarles3Para leer más sobre este marco normativo, ver AMMAR, “Informe Nacional de Situación de Derechos Humanos de las mujeres trabajadoras sexuales en Argentina”, 2017 (págs. 3-7), disponible en: http://www.ammar.org.ar/IMG/pdf/informe-nac.-ddhh-ammar-.pdf. La vigencia de artículos específicos en los Códigos Contravencionales de diversas provincias argentinas contribuyen a penalizar comportamientos a través de terminología ambigua como “ofensa a la moralidad”, prostitución “escandalosa” u “ostensible”, entre otras4INECIP, “El trabajo sexual en los códigos contravencionales y de faltas de Argentina”, junio de 2013. Ver: https://inecip.org/wp-content/uploads/El-trabajo-sexual-en-los-c%C3%B3digos-contravencionales-y-de-faltas-en-Argentina.pdf. Quienes aplican estas figuras y quienes efectivamente deciden qué conductas comportan una penalización son los y las agentes de las fuerzas de seguridad. 

La discrecionalidad con la cual se realiza ese control sobre el uso del espacio público y también en los espacios privados donde lxs trabajadorxs sexuales trabajan les expone a contactos violentos que han caracterizado a su relación con las instituciones de seguridad. Comúnmente ocurre que durante estas intervenciones les efectives policiales reproducen discursos discriminatorios hacia lxs trabajadorxs sexuales, ejercen violencia física y sexual contra elles, les someten a sobornos y extorsiones o a requisas vejatorias e infundadas, y cometen abusos de autoridad. Entre estos abusos se repite con preocupante frecuencia la obligación a firmar actas u otros documentos aún cuando no han tenido oportunidad de leerlos y el no brindarles copias de la documentación que les permitan conocer si existe o no un proceso judicial contra elles5AMMAR, “Informe nacional situación de DDHH de las mujeres trabajadoras sexuales en Argentina: Una mirada hacia la relación entre las fuerzas de seguridad y las trabajadoras sexuales en nuestro país”, 2017. Ver: https://www.ammar.org.ar/IMG/pdf/informe-nac.-ddhh-ammar-.pdf

La violencia institucional que sufren les trabajadorxs sexuales permea todas las capas de su vida laboral y cotidiana. Como resultado, se amplía la desconfianza hacia las fuerzas de seguridad y se hace extensiva a los poderes judiciales.

Estas arbitrariedades en las detenciones no sólo se producen en el horario de trabajo, sino que incluso ocurren cuando se encuentran en sus barrios, haciendo las compras o cualquier actividad. La violencia institucional que sufren les trabajadorxs sexuales permea todas las capas de su vida laboral y cotidiana. Como resultado, se amplía la desconfianza hacia las fuerzas de seguridad y se hace extensiva a los poderes judiciales. 

En este contexto, AMMAR ha trabajado para reducir la violencia policial contra lxs trabajadorxs sexuales en Argentina desde 1994. Como parte de esta lucha de larga data, en este artículo relatamos el surgimiento y derrotero de una iniciativa desplegada por AMMAR en las zonas más conflictivas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para gestionar diversas conflictividades entre dos o más miembres de AMMAR buscando evitar acudir a la institución policial como mecanismo de resolución de conflictos. 

Ilustración por Vicky Cuello vía femiñetas

Implementación y expansión de las reuniones de conciliación de AMMAR

El episodio entre N. y J. mostró las consecuencias de la conflictividad y motivó a AMMAR a buscar un modo de resolver el conflicto sin contribuir a acrecentar la violencia recurriendo a la policía. Partiendo de la idea de que el recurso a las fuerzas de seguridad no constituye para lxs trabajadorxs sexuales una forma segura de resolución de problemas, sino que más bien agrava los conflictos existentes, AMMAR ideó una iniciativa de gestión interna de conflictos como el de N. y J. 

Las delegadas de AMMAR, junto con otras compañeras, conversaron sobre el impacto de lo sucedido con J. y N. Las dos involucradas acudieron a la sede de AMMAR en Buenos Aires y se dispusieron a poner fin al conflicto en lo que luego denominaron “reuniones o mesas de conciliación”. Al arribar a un acuerdo que ambas consideraron equitativo, la resolución de la disputa fue celebrada e incluso fotografiada y plasmada en un libro de actas. 

El mecanismo se ocupa de dirimir problemáticas tan variadas como disputas alrededor de horarios o zonas de trabajo, en el establecimiento de precios para la oferta de sexo, así como problemas acaecidos a raíz del hostigamiento por parte de vecinos y vecinas de los barrios que desaprueban o interfieren con el ejercicio del trabajo sexual en la vía pública. También se tratan por este medio conflictos que se producen por cuestiones relativas a la convivencia, ya que en muchos casos les trabajadorxs comparten no solamente zonas de trabajo sino también hoteles donde viven incluso con modos comunitarios. Más allá de pagar individualmente por su propia habitación, el hecho de compartir áreas como la cocina y el baño conlleva que se generen formas comunitarias de habitar esos espacios que también hacen emerger conflictos propios de esa convivencia. 

Hasta el momento de escritura de este artículo, ya se han llevado a cabo más de veinte reuniones de conciliación, mediando incluso en nuevos tipos de conflictos como deudas económicas.

Al difundirse el resultado del proceso entre las distintas filiales de AMMAR, el mecanismo se volvió conocido y comenzó a ser requerido con frecuencia por otres trabajadores. Hasta el momento de escritura de este artículo, ya se han llevado a cabo más de veinte reuniones de conciliación, mediando incluso en nuevos tipos de conflictos como deudas económicas. Las afectaciones al trabajo sexual y a la economía popular tras la pandemia de Covid-19 alimentaron conflictos relativos al trabajo y a la vulnerabilidad socioeconómica. Por ejemplo, trabajadoras que extendían su tiempo acordado en una determinada zona porque necesitaban más ingresos, lo cual producía conflictos con quienes trabajaban el turno siguiente en la misma área. 

Modo de funcionamiento

En cuanto al funcionamiento de las reuniones de conciliación, existe en principio una cita formal a la instancia de reunión. En muchas ocasiones esta nota es enviada con un membrete oficial de la Asociación y firmada por su Secretaría General Nacional y/o por el abogado de la Asociación. Las reuniones siguen el formato de un proceso judicial: el abogado supervisa la instancia y cada una de las partes implicadas en el conflicto trae consigo une testigue que puede declarar durante 3 minutos. También se realiza un descargo de les involucrades durante 5 minutos en el que pueden presentar sus argumentos. El rol del abogado no es el de proponer posibles soluciones sino el de supervisar la reunión y ordenar el intercambio entre les involucrades, consultándoles a elles cuál creen que sería la mejor solución el problema o de qué modo les gustaría que AMMAR interviniera para subsanar el conflicto.  

Todo ello es consignado en un libro de actas que forma parte de la sede de AMMAR. El acta de la reunión es firmada por quienes estuvieron presentes, dejando constancia de lo sucedido en la reunión y de los acuerdos alcanzados. A veces también forman parte de las mediaciones estudiantes de Derecho de la Universidad de Buenos Aires que hacen sus prácticas pre-profesionales en la Casa Roja de AMMAR. Para AMMAR esto es importante porque refuerza una formación específica en temas que no se suelen abordar en la universidad y aporta a les estudiantes una perspectiva de clase con un acercamiento real sobre los problemas que tienen las trabajadoras sexuales.

En las reuniones suelen estar presentes también les delegades zonales del lugar donde ocurrió el hecho. Elles son quienes luego se ocupan de supervisar el cumplimiento de los acuerdos. Tanto las personas involucradas como les delegades pueden proponer posibles soluciones u opciones de reparación del daño, por ejemplo, garantizar la devolución de un determinado objeto sustraído o del valor monetario del objeto. Finalmente, el abogado lee el acta y pregunta a les involucrades si están conformes con la resolución.

En los casos donde el problema genera fuertes sentimientos de enojo o angustia, AMMAR propone demorar la instancia de conciliación por unos días para lograr que les compañeres que son parte del procesos no lleguen a la reunión con sensaciones que puedan frustrar el alcance de acuerdos mutuos. Estas instancias son también aprovechadas por AMMAR para reflexionar más ampliamente sobre lo ocurrido, incluyendo a otres compañeres, con el fin de que el mecanismo pueda actuar también como forma de prevención de nuevos conflictos. 

En el caso de que no se cumpla lo acordado, las personas involucradas son citadas nuevamente para una revisión de la instancia de conciliación, aunque no es frecuente que esto ocurra. En aquellas oportunidades se facilita a la persona damnificada la información necesaria para recurrir a una instancia judicial formal si así lo quisiera y se le informa de su derecho a denunciar situaciones donde exista violencia. Pero AMMAR no fomenta este recurso, ya que sostiene que el poder judicial es responsable de muchas violaciones de derechos de lxs trabajadorxs sexuales y puede resultar una experiencia revictimizante que no arribe a una solución reparadora.  

Esto ocurrió en un caso cuando una trabajadora denunció que otra le cobraba un canon diario de dinero por dejarla trabajar en una esquina determinada. El poder judicial procesaría esta situación como “proxenetismo”, mientras que AMMAR la entendió como una estrategia de supervivencia para mujeres que, generalmente por su edad, quedan por fuera del mercado del trabajo sexual, lo que hace que cada esquina adquiera un valor significativo. En este caso, las compañeras implicadas en el conflicto no pudieron alcanzar un acuerdo por medio de la conciliación. AMMAR intentó obtener otros ingresos a través de un subsidio para la compañera que atravesaba una necesidad económica, pero al observar que ella continuaba ejerciendo violencias y amenazas contra la otra trabajadora decidieron acompañar a esta última a hacer la denuncia en una fiscalía. Tanto en los casos en los que la conciliación funciona como en los que no, AMMAR procura aportar una mirada compleja que no se reduzca a la respuesta punitiva. 

Ilustración por Vicky Cuello vía femiñetas

Virtudes y desafíos de las reuniones de conciliación

AMMAR ha encontrado algunos obstáculos al intentar poner en marcha y diversificar el mecanismo de conciliación. El mayor de ellos es la desconfianza en la idea de “justicia” para quienes a diario padecen abusos por parte de las agencias del sistema penal. Para muchxs trabajadorxs sexuales la justicia es un ideal lejano que no han experimentado de cerca, que consideran que sólo existe para les privilegiades, y creen que nunca recibirán la reparación que buscan con este mecanismo. El descreimiento de que la otra parte efectivamente cumplirá el acuerdo alimenta el enojo por el daño que sufrieron y fortalece el círculo de violencias y la desconfianza en la utilización del mecanismo. 

Sin embargo, AMMAR observó que las virtudes del dispositivo permiten que las personas involucradas lo atraviesen con un sentimiento de reparación que de ningún modo encuentran en la interacción con la policía o en aquellas situaciones de venganza que antes veían como una solución posible al problema. Aquellas formas de resolución del conflicto no mejoraban su condición y tampoco les permitían obtener reparación. 

Por otro lado, los tiempos de las mesas de conciliación resultan mucho más expeditivos que los tiempos del poder judicial. Una vez que las agencias judiciales arriban a una resolución, en la mayoría de los casos la situación de las personas implicadas ya ha cambiado en relación al conflicto. La respuesta estatal llega, las más de las veces, demasiado tarde.

Además, el mecanismo de conciliación les permite apropiarse de sus conflictos. Aquel efective policial que acude a una escena de violencia para lidiar con un conflicto no conoce de cerca la realidad de une trabajadore sexual como puede hacerlo otre compañere. Aún más, quienes dirimen la disputa desconocen cotidianamente los derechos de les trabajadores sexuales e incluso ejercen violencias contra elles. 

Por otro lado, los tiempos de las mesas de conciliación resultan mucho más expeditivos que los tiempos del poder judicial. Una vez que las agencias judiciales arriban a una resolución, en la mayoría de los casos la situación de las personas implicadas ya ha cambiado en relación al conflicto. La respuesta estatal llega, las más de las veces, demasiado tarde. 

En la medida en que el mecanismo se fue difundiendo y expandiendo para alcanzar a más casos exitosos, se produjo un cambio en la forma que les propies protagonistas tenían de ver sus conflictos y sus resoluciones. Son elles quienes ahora proponen el uso de las instancias de conciliación como forma de resolver problemas, en lugar de abonar a la viralización de videos o fotografías humillantes y celebrar los discursos de odio contra otres compañeres. En ese sentido, el mecanismo funciona también como modo de mitigar actitudes discriminatorias entre les trabajadores. Actualmente el mecanismo se ha complementado con otros servicios que ofrece AMMAR: por ejemplo, proponiendo que la otra parte acuda al servicio de terapia psicológica en la sede nacional como parte del acuerdo.

Ilustración por Vicky Cuello vía femiñetas

Breves líneas a modo de cierre 

En este artículo describimos la instancia de “reuniones de conciliación” llevadas a cabo por AMMAR para la gestión interna de los conflictos entre trabajadorxs sexuales, con el objetivo de evitar el recurso a las agencias del sistema penal. Al analizar el dispositivo es posible ver que los conflictos son diversos y los acuerdos alcanzados por las personas que los protagonizaron son igual de múltiples: las reparaciones que las partes solicitan son muy distintas, desde un simple pedido de disculpas hasta un cambio en la distribución del trabajo o una compensación económica. ¿Por qué una sola institución, como la policía, serviría para resolver conflictos tan diferentes? De hecho, la mayoría de los conflictos atendidos por el mecanismo no son de naturaleza securitaria sino que se relacionan con cuestiones de convivencia en el trabajo, cuestiones económicas o personales. 

Para AMMAR, el derecho es un ámbito que no debería centrarse en las respuestas punitivas sino aportar una mirada de clase alejada de la criminalización de la pobreza. El mecanismo desplegado por AMMAR les brinda la posibilidad de trascender el conflicto puntual y problematizar conceptos como la venganza, el escrache y el punitivismo. Esta experiencia muestra a las claras las virtudes de resolver distintos tipos de conflictividad fortaleciendo la organización y la solidaridad en lugar de con venganzas aleccionadoras o con la respuesta penal. 

Los 10 acuerdos establecidos en el marco de la creación de las instancias de conciliación originaron estos afiches que AMMAR pegó en muchas esquinas de la Ciudad de Buenos Aires para promover la solidaridad entre compañeres a la hora de resolver posibles conflictos.

Endnotes

Contribuidoras

Juliana Miranda es socióloga (UBA), diplomada en organizaciones de la sociedad civil (FLACSO) y maestranda en criminología (UNL). Actualmente coordina el Equipo de Trabajo Internacional del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). También es docente en el Instituto Universitario de la Policía Federal Argentina y en la Universidad de Buenos Aires. Se especializa en el campo de la seguridad, las violencias y las prácticas policiales.

Georgina Orellano es una prostituta callejera, feminista y activista por los derechos de las trabajadoras sexuales argentina.​ Es la Secretaria General Nacional del Sindicato de Trabajadorxs sexuales de Argentina (AMMAR) desde marzo de 2014 y autora del libro Puta feminista. Historias de una trabajadora sexual (2022). Su trabajo se centra en combatir el estigma y la violencia contra lxs trabajadorxs sexuales, promoviendo el reconocimiento legal y los derechos laborales. Ha ganado reconocimiento nacional e internacional por su dedicación a la justicia social y los derechos humanos.

Ilustración por Vicky Cuello vía femiñetas

Vicky Cuello es una ilustradora y diseñadora argentina que vive en Barcelona hace veintidós años. Ha colaborado en proyectos editoriales para niñes, además de hacer posters, fanzines desde el universo de simbolismo e iconografía personal.

Publicada en femiñetas, Monjas punk de tarot, fue una de sus últimas creaciones. En 2021, fue parte de un grupo de artistas urbanxs que pintaron un mural de #8M en la antigua Prisión La Modelo de Barcelona comisionado por la ciudad en un proyecto creativo de femiñetas, en colaboración con el ayuntamiento. Participó como ilustradora y diseñadora para la campaña de la ONG sexus.org I.T.S Life-Sex.


femiñetas: feminismo en viñetas, es un colectivo, plataforma ilustrada y transoceánica. Está formado por unxs 300 ilustradorxs y escritorxs de diferentes partes del mundo que forman una comunidad activista narrada en el lenguaje de cómic.

Flor Coll es la coordinadora y fundadora de femiñetas. Es periodista y Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina) y Magíster en Género y Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Luego de trabajar más de 15 años como periodista en radio, TV y medios impresos argentinos, actualmente realiza campañas de género y comunicación para oenegés y es docente en la Maestría en Comunicación y Género de la Universidad Abierta de Barcelona en España (UAB).

En 2020 Co-creó Chamana Comunicación, una consultora con sede en Barcelona donde es directora de prensa y formación.

 

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